Rescatemos los Espacios.

 

“Ya están vestidos, ya se van por la calle. Y es sólo entonces cuando están muertos, cuando están vestidos, que la ciudad los recupera hipócrita y les impone los deberes cotidianos”.
Julio Cortázar

La ciudad de Caracas, es una ciudad dispuesta y hecha para los carros, causa directa de un país con una economía petrolera rentista. Esto originó que los diferentes gobiernos hayan invertido muchísimo en la construcción de carreteras, y como indica Jan Gehl, (arquitecto danés, especialista en el impacto de las ciudades en los seres humanos), “mientras más autopistas, más tráfico y más autos”. Se ha demostrado que la creación de espacios públicos destinados a los transeúntes, genera una disminución importante en el tráfico de la ciudad, así como una ciudad más amigable

Esta pequeña reflexión la hago como preámbulo, a una coyuntura que nos afecta en el seno de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Una universidad dispuesta y diseñada para el disfrute de los transeúntes, en donde sus jardines, su plaza cubierta y sus diversos espacios, son espacios destinados al esparcimiento citadino a pie, sin el automóvil. La afección es consecuencia del abandono paulatino de los espacios del recinto, situación que se traduce en el paisaje desolado y de inseguridad que nos deja la UCV, después de las 2:00pm. El abandono de los espacios, genera ciudades más hostiles, y Caracas es una ciudad muy hostil, en donde uno de los espacios abierto al público es la UCV, pero en el marco de la crisis de la sociedad venezolana, la UCV nos presenta un escenario vacío, en donde si hay un uso, pero no como en otros tiempos. El ingrediente que más ha impulsado este contexto, es el aumento de los actos delictivos en el recinto universitario, circunstancia que genera una salida temprana de los espacios que nos dejó Villanueva.

Esto se traduce en que, mientras los espacios se abandonan las nuevas generaciones quedan a la merced de una infraestructura que no le da más que una efímera identificación con los edificios, un sentimiento Ucevista pobre y vacío de sentido, pues ya no se pueden hacer los rituales cotidianos hasta altas horas, como quedarse inmerso en los libros que nos ofrece la biblioteca central, o pasear y contemplar el bello jardín de “tierra de nadie” por razones que a diario vivimos los Ucevistas. (suena utópico, pero no debemos normalizar lo trágico).

Así que una propuesta es intentar relacionarse más con la universidad, ya sea asistiendo a actividades académicas, como conferencias, talleres, charlas, foros, dejar esa apatía, y convertirse en un Ucevista activo generando otras estrategias que permitan el sano esparcimiento en la ciudad universitaria. Los estudiantes hoy somos héroes. Despertar temprano y dedicar horas al estudio, en una sociedad en colapso como la venezolana no es tarea sencilla, pero no se debe seguir alejándonos de nuestra universidad, tanto cuando estamos activamente en ella, siendo estudiantes como cuando nos convertimos en egresados.


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